Manga-Reseña: Blue Exorcist #3
“El siguiente
articulo representa solo el punto de vista de su autor, y no refleja la opinión
ni de esta página, ni de los demás colaboradores”
Y regresamos con las reseñas de Blue Exorcist (Ao no
exorcist), uno de mis mangas favoritos y que con cada tomo nos está
sorprendiendo más.
*ATENCIÓN: La siguiente
reseña contiene spoiler del tercer tomo de Blue Exorcist.
En esta tercera entrega de nuevo nos presentan 4 grandes
capítulos, en los cuales se revela un poco sobre el pasado del padre de Rin y
Yukio. Shiro Fujimoto, el exorcista más poderoso tenía como familiar a un Cat
Shide, en otras palabras un demonio de nivel superior que tiene la capacidad de
poseer a los gatos y al cual se le adoraba en un templo por ser el Dios
protector de dicha región, sin embargo con el paso del tiempo se fueron
olvidando de él e intentaron demoler el templo, provocando la ira de este. El
padre Fujimoto tenía la misión de matarlo, pero en vez de eso pudo controlarlo
y ganarse su confianza, convirtiéndolo en su familiar para que cuidara una de
las puertas de la Academia de la Cruz verdadera y lo nombró Kuro.
Lamentablemente, al enterarse de la muerte de Shiro, Kuro
no pudo aceptarlo y se volvió repentinamente agresivo, atacando a todo aquel
que se cruzara. Los hermanos Okumura llegaron a la puerta donde se encontraba
todo el alboroto y, a pesar de que Yukio tenía la intención de matarlo con un
arma que había dejado su padre, Rin interfirió, enfrentando a Kuro diciéndole
que el padre Fujimoto había muerto y extendiéndole la mano en símbolo de paz.
Logrando así que este se calmara.
Comenzamos muy bien este tercer tomo, ya que este es de
los capítulos que le agregan un poco de drama a la historia, además de que
logra conectarnos más con los personajes y el Padre Fujimoto sigue presente a
pesar de su trágica muerte en el primer capítulo del manga. Aún sigue siendo un
misterio gran parte de su pasada pero poco a poco vamos descubriendo todo.
En el siguiente capítulo, Rin y todos sus compañeros de
clase tienen que encargarse de un fantasma que merodea y ocasiona destrozos en
un parque de diversiones. Por lo que son divididos en parejas para encontrarlo,
pero Rin, quien hace equipo con Shiemi, se separa de ella al perseguir por su
cuenta a dicho fantasma. Y, por si fuera poco, se encuentra con Amaimon, una de
las autoridades de Gehenna coronado como “Rey de la tierra”, quien
repentinamente le roba a Rin la espada Koumaken.
Amaimon desenfunda la espada y las llamas de Rin son
expuestas, por lo que él intenta quitársela, más su velocidad y fuerza no son
suficientes. Amaimon, con el único objetivo de probar las habilidades de Rin y des
aburrirse, comienza una pelea con él, ocasionando que este pierda por un
momento el control, provocando grandes destrozos en el parque de diversiones
que captan la atención de todos.
La pelea es interrumpida por un extraño
compañero de Rin quien siempre había permanecido callado y ocultando su rostro
tras una capucha negra, este también desenvaina una extraña espada y por lo
tanto ataca a Amaimon. No pasa mucho hasta que decide rendirse y les entrega la
espada, escapando al instante.
El extraño compañero resulta ser Shura Kirigakure, una
exorcista de nivel superior y supervisora del Vaticano, quien había estado
investigando la academia de la Cruz Verdadera, específicamente a Rin y, al
descubrir su lado demoniaco, lo lleva directo a la Sede de Japón del grupo de
los Caballeros de la Cruz Verdadera para interrogarlo, dejando confundidos a
sus compañeros.
Shura encierra a Rin en una celda especial, que solo
puede ser abierta por exorcistas de un nivel alto como ella, para interrogarlo
y que nadie los interrumpiese. Mientras estaban dentro, ella afirmó ser una
vieja discípula de Shiro cuando era más joven. En ese tiempo el padre Fujimoto
le pidió que le enseñara a Rin a usar la espada Koumaken, ya que ella conocía mucho
sobre las espadas demoniacas, pero Shura se negó enfurecida por lo “débil” en que
se había convertido el padre Fujimoto.
Cuando Shiro murió, Shura recibió la orden del Vaticano
de investigar lo que él ocultaba y, si eso tenía que ver con Satán, tenía en
consentimiento de matarlo. Por lo tanto comenzó a atacar a Rin, aunque principalmente
lo hacía para liberar su enojo, preguntándose cómo fue que un Paladín daría su
vida por alguien como él y cuál era su objetivo.
Después de recibir varios ataques, Rin logra detener la espada
de Shura y, defendiendo Fujimoto, le dice que su padre murió protegiéndolo, y
que él se convertirá en un Paladín demostrándoles que fue correcto que le
permitiera vivir a pesar de su sangre demoniaca. Shura termina cediendo y se
convierte en su maestra, siendo sorprendida por la decisión de Rin.
Como pueden ver en la reseña omití el cuarto capítulo del
tomo, ya me gustaría retomarlo en la siguiente.
La historia esta tomando un buen camino, que nos depara más problemas para
nuestro protagonista y futuros enfrentamiento, así que estoy ansiosa por
traerles el tomo 4 que, os aseguro, les encantará.
¡Hasta la próxima!
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