El reto de crear manga desde Latinoamérica: Entrevista con Guillermo Banuet
Su gusto por el manga más que el anime es simplemente una preferencia personal. Recuerda que su acercamiento inicial fue cuando empezó a leer Naruto, a los 14 años. Sin embargo, su primer tomo fue uno de Samurai X, llegado a él como un regalo.
Más adelante, el apoyo de su familia se convirtió en una estancia de 5 años en Madrid, España, para estudiar en la Escuela Superior de Dibujo Profesional (ESDIP). Hasta aquí, el joven artista había tenido la oportunidad de mantenerse cerca y aprender sobre la industria de la que quería formar parte, pero aún le faltaba camino por recorrer para de hecho entrar a ese mundo.
Su siguiente paso no fue uno pequeño. Sin duda con la ingenuidad de aquellos años, a Guillermo y un amigo simplemente se les ocurrió ir a Japón a estudiar el idioma. Él mismo se extraña de su elección de informarse al respecto en la embajada y no por internet. Pero de un modo u otro, tras meses de papeleo, los siguientes dos años los pasó en el país de sus sueños. Durante ese tiempo, relató, acudió a entrevistas e intentó involucrarse en proyectos, aunque sin éxito. “Me empecé a dar cuenta de lo duro que es querer entrar a la industria del manga. En los dos años no estuve ni cerca”, comentó.
De regreso en Guanajuato, no sabe si por suerte o destino, la llegada de varias empresas automotrices niponas le garantizó un empleo como traductor. Siguió dibujando como parte de sus actividades. Plataformas como Patreon, Instagram y Devianart le permitieron tener un extra, pero llegó un punto en el que, cansado por la rigidez del trabajo, decidió que necesitaba un cambio en su vida. YouTube le dio la oportunidad de dar un paso en la dirección deseada. “Alguien en los comentarios me sugirió hacer tutoriales y ahora estamos aquí platicando”, bromeó.
¿Cómo llegó entonces a participar en el Premio Tezuka? En realidad él ya lo había intentado antes, cuando estuvo en Japón y entró como concursante a una de las ediciones que Shueisha organiza exclusivamente para gente en el país. Para esta 100ª edición, con convocatoria abierta a extranjeros, se dijo que si no lo volvía intentar, después sería más difícil. Así que se preparó para poder pasar el mes previo al límite de entrega haciendo nada más que dibujar.
El guion de Noche calavera lo escribió en 4-5 horas, después de haber descartado uno al que había dedicado dos días. Su meta era hacer 2 páginas y media por jornada para poder completar el trabajo en forma. Los personajes tampoco pudieron recibir gran atención, sólo Green ya era parte de su colección de originales. A Ketzali y Pedrochi les tocó quedarse con un breve estudio sobre su indumentaria y otro sobre su rostro.
Algunas partes simplemente surgieron espontáneamente: el concepto de arte naualo no estaba en el borrador inicial, la cazadora enemiga era en realidad del sexo contrario, pero cambió durante el entintado. “Es muy caótico, porque se te van ocurriendo cosas, pero ya no tienes tiempo. Tienes que abarcar todo lo que quieres contar en el límite de páginas”, relató. El trajín de quitar y poner, de configurar las piezas para generar el impacto deseado, para que la historia sea autoconclusiva y su universo esté firmemente contenido y explicado, todo eso y más es el reto de crear un manga como éste.
El académico estadounidense John Cawelti dice en Adventure, mystery, and romance : formula stories as art and popular culture que una obra que se ciñe a estándares y convenciones establecidas, como serían las del shonen, sobresale de entre otras narraciones formuláicas cuando, además de cumplir con la estructura, integra un nuevo elemento o entreteje la visión personal del creador. Cuando leí Noche calavera, la singularidad de su trama y composición me dieron precisamente esa impresión de nueva vitalidad.
Sospechas confirmadas por el autor cuando discutimos su negociación por narrar algo con una ambientación cien por ciento de México, visto desde su faceta mágica y colorida. “Hay ciertas cosas que un japonés no podría plasmar”, opinó, tomando en consideración que ya antes el país ha aparecido en el manga y el anime representado por personajes o eventos. Quería hacer de Ketzali una protagonista inusual, aunque, confiesa, tiene cierto parentesco con Gon (Hunter x Hunter), pero más con Hinata (Haikyuu!!): “Lo hice extremadamente shonen, pero es porque es algo que me gusta a mí”, explicó.
Sin embargo, hay elementos del país que inevitablemente se van a perder, por ejemplo, en la traducción. Una de las viñetas más memorables para mí es una donde Ketzali azota con una mexicanísima onomatopeya de “Mocos” detrás. Para el lector de este lado del charco nada podría hacer mejor sentido ni ser más gracioso, pero para los japoneses no hay forma de explicar eso. Por lo mismo, trató de mantenerse neutro en el idioma: “Como es para ellos, pues que lo entiendan ellos”, resumió.
Guillermo afronta el concurso como una práctica, un buen ejercicio. Por ahora está en una etapa de esperar. Lo único que se puede intuir de la comunicación con los organizadores es que los ganadores podrían no ir este año debido a la situación mundial. No hay que olvidar que la fecha programada para anunciar los resultados es principios de diciembre 2020.
Tampoco que el jurado está compuesto por Akira Toriyama (Dragon Ball), Eiichiro Oda (One Piece), Kazue Kato (Blue Exorcist), Kohei Horikoshi (My Hero Academia), Takehiko Inoue (Slam Dunk) y por Tezuka Productions. ¿Qué se siente ser evaluado por estos grandes mangakas? “Son nombres que he escuchado desde que soy chiquitito. De pensar que alguno de ellos esté viendo el manga y diga ‘no está tan mal’, yo con eso me quedo”, expresó sus nervios y emoción, que como fan no puede dejar de lado.
¿Qué sigue para esta historia y su creador? Aunque ahora mismo no hay un plan respecto a qué dirección toma Noche calavera más allá de sus páginas como un one-shot, Guillermo ya se aventuró con otro certamen, esta vez de la plataforma coreana Webtoon, donde narra el antes de lo que presentó para Tezuka. El cambio de formato le dio libertad creativa para experimentar con los colores, texturas, posicionamiento y tamaño de las viñetas, etc. Puedes leer los tres primeros capítulos aquí.
Para cerrar, discutimos los mangas que está leyendo estos días: “One Piece, Boku no Hero y Dr. Stone para mí son mis big three, los tres que más me importan”. Para aquellos que buscan una recomendación un poco más inusual, mencionó los trabajos del tres veces ganador del Premio Shogakukan Naoki Urasawa, en especial Monster.
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No estoy tan interesada en este estilo pero me da gusto ver como conciudadanos proyectan su talento en el extranjero.
ResponderBorrarEspero que en un futuro nos dejen saber más de los éxitos de nuestros jóvenes talentos a través de estas entrevistas.