¿Cuánto control tienen los mangakas sobre las adaptaciones de Hollywood?
El medio ANN se dio a la tarea de responder una pregunta que inquieta a propios y extraños por igual: ¿cuánto control tienen los creadores japoneses sobre las adaptaciones de sus obras en Hollywood?
La reciente proliferación de adaptaciones de animes y mangas japoneses realizados por estadounidenses ha causado una molestia generaliza, la cual tiene su justificación en la falta de fidelidad o la carencia de esencia que tienen los productos de estadounidenses. Ejemplos hay muchos desde Dragonball Evolution, estrenada en 2009, hasta el live-action de Death Note que fue producido por Netflix.
Dragonball Evolution (2009)
El sistema utilizado en Japón es nombrado como "gensakusha" y puede traer tanto cosas buenas, como malas. Lo bueno es que en cualquier momento pueden evitar que en las adaptaciones se destruyan sus historias; en cambio, lo malo podría ser que al involucrarse demasiado en cuestiones que no conocen (como el cine) podrían ralentizar la producción o detenerla por completo, en estos casos el tiempo es dinero y ya se han reportado casos así.
El negocio entre las agencias que representan a los mangakas o creadores originales de anime y Hollywood lleva mucho tiempo trabajando. Es innegable que los estudios pagan mucho dinero por el derecho a desarrollar un proyecto basado en un producto exitoso; la mayoría nunca ven la luz del día, los derechos expiran y ahí se acaba todo. En muchas ocasiones es dinero gratis para los creadores japoneses. Pero en caso de que un título llegué a la gran pantalla (probablemente en todo el mundo) es un claro signo de que tu obra es buena. Así que para los japoneses siempre es un buen trato.
Death Note (2017)
No tener el control sobre la adaptación de tu material es el costo de hacer negocios. El proceso de involucrarse como creativo en una película sobre tu obra puede resultar un problema más que una solución. Lo complicado empieza esencialmente con la barrera del idioma y continua con la molestia de los productores o directores estadounidenses, al tener que prestar atención a las ideas de otra persona (así sea el creador original).
Después del fracaso de Dragonball Evolution la comunidad de autores japoneses fue un poco más cauta; y por otro lado las ofertas de los estudios de Hollywood se detuvieron por un tiempo. Sin embargo, para los japoneses es mucho dinero para rechazar y para las casas productoras es irresistible dejar ir historias tan buenas y con tanto potencial. Además, siempre está la opción de que la adaptación salga bien, como fue el caso de Alita: Ángel de Combate estrenada este año.
Alita: Ángel de Combate (2019)
Si un creador japones quiere estar involucrado en la adaptación, puede hacer dos cosas: la primera es jugar demasiado bien sus cartas para que al realizar la venta, su participación sea parte del trato; y la segunda es, esencialmente, comprar una cantidad de control sobre la producción. Este último caso fue lo que no sucedió con Dragonball Evolution pues para poder participar en la adaptación, Shueisha habría tenido que gastar 45 millones de dólares para participar en el proyecto de forma creativa, pero para la empresa era financieramente imposible en ese momento.
Hollywood ha tenido que enfrentarse a una serie de fracasos en el terreno de las adaptaciones japonesas. Muchos de sus errores consistieron en no involucrar a los creadores originales; con grandes proyectos en puerta que adaptarán títulos como Cowboy Bebop y Akira, que poseen un peso cultural muy importante en todo el mundo, sólo queda esperar a que la industria aprenda de sus errores para poder tener éxito en taquilla y honrar la obra original.
Elenco oficial para el live-action de Cowboy Bebop
Fuente: ANN
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Aveces es mucho mejor que la obra no llegue a la pantalla grande y ni siquiera a la pantalla chica para preservar la obra original como de ve de ser y evitar esa deformaciones
ResponderBorrar"Shueisha debió haber pagado derechos" LOL! eso pudo costar mas de 45 millones de dolares solo para tener el control de eso.
ResponderBorrarnah! solo debieron no hacer nada y ya.